Cuando Oriana Sabatini confirmó que espera su primer hijo con Paulo Dybala, reaparecieron viejas tensiones familiares: su tía Gabriela no se pronunció públicamente y la artista expresó su deseo de que se comuniquen, dejando en evidencia distancias emocionales.

La noticia sobre el embarazo de Oriana Sabatini no solo generó alegría entre sus seguidores, sino que también reactivó diferencias familiares que, hasta ahora, habían permanecido en un segundo plano. En el entorno íntimo, se empezó a especular sobre la postura de cada integrante del clan Sabatini frente al anuncio, y uno de los nombres más esperados fue el de Gabriela.

Sin embargo, la reacción de Gaby no incluyó felicitaciones visibles ni declaraciones públicas. En una reciente entrevista, Oriana admitió que no ha hablado directamente con su tía sobre la noticia. “No sé si debe saber nada, me imagino que lo sabe”, dijo, y agregó: “Me gustaría que me llame, pero no por esto, me gustaría que me llame”, hilvanando con nostalgia su deseo de restablecer el vínculo.

El silencio de Gabriela alimentó interpretaciones: para algunos, podría ser una distancia definida de tiempo atrás; para otros, un momento no oportuno para pronunciarse públicamente. Esta situación fuerza una lectura sobre las relaciones privadas que muchas figuras mediáticas prefieren mantener al margen del ojo público.

En medio de todo esto, Oriana parece enfocada en su presente: el embarazo, los planes como pareja con Dybala y su relación con su círculo cercano. Aunque reconoció que su papá fue quien más se conmovió al recibir la noticia —“mi vida terminó y empezó una etapa que solo tiene una función que es ser abuelo”, bromeó—, dejó claro que el deseo es más interpersonal que mediático. Mientras tanto, los rumores alrededor de la interna familiar continuarán su curso.

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